Sé que las echabais de menos, así que...¡Han vuelto las gafas rosas! Pero esta vez no voy a ser yo quien las use, si no vosotros. Por que creo que las vais a necesitar si quiero que me sigáis queriendo después de esta "carta". (En mi defensa tengo que decir que me merezco alardear un poco después de quedarme el lunes trabajando hasta después de la media noche)
La "carta" de hoy va dedicada a ese gran domingo, el 25 de Enero, y a la aventura en que se convirtió nuestro viaje a Isla Grande. La isla en sí está situada un poco más arriba de Portobelo, si lo miráis en el mapa está cerquita de Colón, por encima de Panamá City. Vamos, que lo que quiero decir es que pasé todo el domingo en el Caribe (lo se, cuesta acostumbrarse a las gafas rosas) y para ser mi primera experiencia en este famoso mar, tengo que decir que no estuvo para nada mal (siendo modesta).
¡Vamos valientes corazones!, ¡Seguid leyendo!, prometo que será prácticamente indoloro... |
La historia dice así: A eso de las 8:30 de la mañana, 13 aventureros montados en "busito" (denominación panameña para furgoneta blanca de 12 pasajeros) partimos hacia nuestro prometedor domingo de playa. Pero el destino decidió que no podíamos perdernos ninguna costumbre propia del país, por muy prescindible que fuera ésta en concreto, así que a medio camino nos encontramos un control y nos prohiben el paso por la carretera. ¿Motivo? Según el amable señor policía, había salido una nueva ley anunciada por radio (¿Ayer?, ¿Hace una hora?, ¿Cinco minutos antes?) que decía que los grupos de más de 5 personas que viajasen hacia la playa tenían que llevarse su propio" beywoch". Es decir, nos querían empaquetar un vigilante o cuidador (y no creo que fuese alguien a lo Mitch Buchannan) para que pasase el día con nosotros a cambio eso sí, de una mísera remuneración comparada con el favor de haber salvado nuestras vidas de las horribles olas de la playa caribeña a la que nos dirigíamos (cuando veáis las fotos entenderéis el sarcasmo). Pero bueno, finalmente entró en razón y pudimos seguir adelante (después de media hora bajo el sol abrasador) aun que curiosamente un poco más adelante tuvimos que pagar un pequeño "peaje" en otro control policial, ja, ja.
Menos mal que nuestro "bustito" estaba protegido por el Tabernáculo de la Fé |
El autobús que se ve en la foto es uno de los llamados "Diablos Rojos", que es la manera económica (al menos en el aspecto monetario, en cuanto a la integridad física no lo tengo tan claro) de llegar a la playa. Creo que el precio es inferior a medio dólar, pero por si las moscas es preferible ir en coche o alquilar un "busito" entre unos cuantos (aviso para navegantes).
Estos son algunos ejemplos de Diablos Rojos, la mayoría no tienen ni puerta, pero seguro que tiene su encanto... |
Por fin, después de haber aprendido un poco más sobre los usos y costumbres del país, logramos llegar al final de nuestro trayecto con el "busito", donde nos esperaría hasta nuestro regreso.
Estas son las barcas que te llevaban a la isla |
Allí cogimos una barca como las de la foto, y nos pusimos "la bendición" por orden del capitán del navío:
Si es que me encanta el humor que tienen estos panameños, ¡Me lo paso bomba! |
Poco después llegamos a nuestro destino. A partir de aquí quiero pediros encarecidamente que os ajustéis esas gafas tan bonitas que os he dejado, por que ahora empieza lo bueno....
Estos son los bares y hotelitos que tiene la isla |
La verdad que si no pusimos toalla no fue por que no hubiese sitio... |
Creo que aquí se puede apreciar ligeramente una de las enormes olas de las que quería salvarnos el "beywoch" |
En este lugar pasamos el día duramente, teniendo que remojarnos en esas aguas transparentes para aguantar el sofocante calor del día... Aquí haré un pequeño inciso para decir que le agradezco mucho a Jose (más bien a su madre) el haber nacido ese día, ya que el viaje surgió como una celebración de su cumpleaños.
Jose (el portador del ukelele) y su séquito |
A pesar de lo mal que lo estábamos pasando, nos dio tiempo a dar una vuelta por la isla, y estas fueron algunas de las curiosidades que encontramos y que me hacen plantearme ¿En qué piensan los panameños?
El cristo en medio de la nada es total pero, ¿Qué me decís de la puerta? |
Aunque también sé reconocer las cosas bien hechas cuando las veo:
Este es uno de esos lugares que siempre ves en las revistas. Pues tengo que decirlo: ¡Es real! |
Pero lo que más me gusto de la isla fue un yate medio hundido, que alguien decidió que estaba cansado de tanto lujo y decidió dejarlo para uso y disfrute de los visitantes, por lo que gracias a esa amable persona pudimos disfrutar de un fantástico rato lanzándonos al agua desde lo alto (tengo que reconocerlo, me tuve que aguantar las ganas de abrir los brazos en la proa y cantar "My Heart Will Go On"). Si os fijáis, al fondo de la foto se puede apreciar la maravilla en cuestión:
"Sólo Dios Deside", ¡Si es que me encantan! |
Y ya con esto y muy a vuestro pesar, se nos va acabando el viaje, espero que hayáis podido disfrutarlo un poquito conmigo, y que os entre el gusanillo a los que aún no tengáis billetes para venir a verme por que, ¿Os cuento un secreto? Me han dicho que esta es la playa más fea que veré este año.