Esta semana ha empezado muy bien. Un pesimista diría que ha empezado horriblemente mal, con horas extra en la oficina y con un amigo menos en la ciudad. Pero yo, que he decidido que este año a optimista no me gana nadie, voy a decir que no podría haber tenido un mejor comienzo. Y os preguntaréis por qué. Pues bien, la razón de las horas extras es obvia: trabajo. Que a estas alturas de la vida no hace falta que le recuerde a nadie que es una bendición. No hay nada mejor que levantarte por la mañana y tener algo que hacer, y desde luego no encuentro mejor sensación que la de sentirme independiente (al menos económicamente, porque emocionalmente sabéis que os necesito). Y en cuanto a un amigo menos... No es uno menos, por que los amigos no se pierden si uno no quiere (de hecho quién me iba a decir a mí que nos encontraríamos en Panamá después de años sin vernos), además la tristeza o la melancolía no tienen cabida en esta historia. La envidia si que se cuela un poquito aunque no quiera... Pero envidia de la buena, eso si. De esa que te anima a seguir, por que sabes que esto es temporal y que esos huevos fritos con chorizo casero están esperándote a la vuelta de la esquina.
Joseba se ha ido, de vuelta a su casa y con un buen trabajo (mi sueño y el de la mayoría de los que estamos repartidos por el mundo), pero es verdad que ya le tocaba. A mí aún me falta curtirme un poco más que, como no me canso de repetir últimamente, si no es ahora, ¿Cuándo?
Pues bien, como no podía ser de otro modo siendo de Bilbao, tenía que hacer una despedida a lo grande. ¿Sabéis lo que es una chiva? Pues aquí lo tenéis:
Esto señores, es una chiva. Y tengo que decir que ésta fue...¡Alegórica! |
¿Os acordáis de los autobuses de los que os hablé, los diablos rojos? Pues una chiva consiste en alquilar uno al que le han quitado los asientos, y tiene dentro una mini barra de bar con una persona sirviendo copas, otro individuo poniendo música a todo trapo y bueno el conductor, por supuesto. La chiva te da vueltas por la ciudad durante aproximadamente tres horas y luego te deja donde quieras para salir de fiesta, en nuestro caso acabamos en el Casco Viejo. Ya se ve en la foto, pero por si os quedaba alguna duda...¡Me lo pasé pipa! Música "pachanguera" (como la chiva, aunque debería haberse llamado alegórica por petición del que tenía el papel protagónico, pero no pudo ser...) y muy buen ambiente. Toda una experiencia que deberíais probar sin duda. Me reí un montón y pude disfrutar de una compañía inmejorable. ¡Creo que Joseba debería volver sólo para poder hacer otra despedida! (No por que se le vaya a echar en falta)
Además gracias a que llevaba un mes despidiéndose, tuvimos oportunidad de conocer el Hard Rock Hotel de Panamá, y las increíbles vistas desde el bar que tiene en la azotea, el Bits Roof Lounge, situado en el piso 62.
La verdad es que el sueño de Joseba siempre había sido ser "barman", no podía irse sin cumplirlo ¡Y por todo lo alto! (por lo del piso 62, se entiende) |
Las cartas eran una pasada, pero nada comparado con las vistas que había desde la terraza, ¡Panamá entero a nuestros pies! Sin duda es un sitio al que recomiendo ir si alguna vez visitáis la ciudad, y no era tan caro como cabría esperar de un lugar así...
Total, que volviendo al sábado de la despedida, como estábamos muy nerviosos por el evento (yo aún no sabía si podía asistir por que había dado tarde la confirmación y estaba en lista de espera...¡Que popular! ja ja) decidimos que era hora de descubrir piscinas nuevas por la ciudad, así que lo primero que hicimos fue ir a coger fuerzas a Crepes & Waffles.
Crepe de espinacas, queso feta y champiñones. ¡Quiero volver ya! |
Esa fue mi elección, increíble, aunque igual por probar cosas nuevas me uno al club de Jorge y Eugenio en la próxima visita:
Tengo que dejar de poner estas fotos, que me entra un hambre voraz. |
Una vez satisfechos (me falta la foto del waffle de nutella que nos comimos de postre) nos fuimos a descansar un poquito al Waldorf Astoria (si, como la de Gossip girl), donde nos recibieron con toallas y hamacas bien mullidas (momento gafas rosas, ¡No os olvidéis!)
Foto hecha por Eugenio, que hace maravillas con el móvil. |
Fijaos si son geniales que aparte de una piscina de agua caliente (que no me hizo mucha gracia dada la hora, pero que dicen que por la noche e iluminada es una pasada) y de un sitio para bañarte y nadar en condiciones (adoro mi piscina, pero a veces se queda un poco pequeña) tienen un botón de pánico, por eso de si te mareas ante tanta comodidad...
Os lo prometo, los baños olían a balneario. |
Como al cabo de un rato teníamos un poco de calor, aprovechamos también para tomarnos una cervecita panameña bien fría, por consumir cosas locales, ya sabéis...
Esta foto claramente se hizo con el único fin de dar envidia |
Dado que imagino que ahora mismo estaréis odiándome un poco, también os traigo la dosis semanal de lo que me gusta llamar "Cosas curiosas de Panamá" o "1000 maneras de recordarme lo mucho que quiero a mi país".
Empezaremos por una historia que no os había contado aún y que sucedió hace un par de semanas cuando intentábamos cocinar unas tartas (idea de Lucía, una amiga de Marta que estaba de visita). Empezó a sonar una sirena en el edificio, así que apagamos el horno pensando que sería cosa de nuestra cocina, ya que nunca antes lo habíamos utilizado. Pero la sirena siguió sonando, así que abrimos la puerta de casa y nos dimos cuenta de que lo que oíamos era la alarma de incendios y que la gente bajaba corriendo por las escaleras diciendo que había fuego. Por si no lo recordáis, vivo en un piso 14 (en realidad cuenta como un piso 18) así que agarramos los pasaportes y el bolso y salimos corriendo de casa. No es una experiencia agradable bajar corriendo 18 pisos sin saber dónde está el fuego, si está en la segunda planta y te lo vas a encontrar de frente, o si está en la azotea; ni saber realmente que está pasando. Total, que con las piernas hechas un flan conseguí llegar a la calle, menos mal que los bomberos no tardaron mucho en llegar. Lo que en realidad pasó fue que a la inquilina del piso 16 se le prendió una cortina, y para cuando llegaron los bomberos ya habían logrado los vecinos sofocarlo con un extintor. Pero es una experiencia que no recomiendo. Ahora cada vez que suena una alarma en algún lugar el corazón se me dispara...
Y aquí llega nuestra segunda aventura, ya que hace dos días nos quedamos sin luz en el barrio por que explotaron dos transformadores. Fue muy gracioso que nuestros compañeros de oficina nos escribiesen diciendo que habían visto llamas y escuchado una pequeña explosión, menos mal que lo arreglaron pronto, pero desde el incendio yo ya no me fío de nada...
Los bomberos llegando a nuestra casa, y la razón de que la gente se electrocute y los transformadores exploten, ¡Todo un lujo en infraestructuras! |
Pasando a cosas más graciosas, este país tiene sus ventajas, me río hasta cuando voy al supermercado. Por ejemplo, el sistema de búsqueda de ladrones en los comercios es mucho más efectivo que en España, la foto es del ultramarinos que hay bajo nuestra oficina. Y ayer descubrí que aquí los chicles no son de clorofila ni hierbabuena, si no de "yerbabuena", ¡Viva Trident y su apoyo a la cultura!
Al final la famosa tarta de carnaval no era de corcho, ¡Aunque casi prefiero no haber estado para probarla! |
Y de momento esto es todo. Una semana más en Panamá y con esta ya van siete desde que aterricé en este país. Y raro en mi...sigo echando de menos España tanto como al irme. ¿Soy feliz aquí? Mucho. ¿Estaría un mes comiendo arroz a cambio de una noche en mi casa? No hace falta ni que conteste a eso...
Pero como podéis ver este es un país que nunca aburre, no temáis que me quede sin material para el blog. Y si no preguntadle a Joseba, ya que en honor suyo me despido con su última visión de Panamá camino del aeropuerto:
Si, es un pobre pelícano un poco desafortunado... |
Por suerte su vuelo no fue tan accidentado y estará posiblemente disfrutando de un buen chuletón sin abrir a la mitad. ¡Le deseo todo lo mejor en su nueva aventura! (y que no suba muchas fotos de comida, que creo que es lo que peor llevo...)
En este país me vuelvo más irónica por momentos, será cosa del calor que últimamente es inaguantable (frase para los espabilados que se había quitado ya las gafas...)
En definitiva, que hoy tengo "morriña" y me encantaría poder estar con todos vosotros. Pero de momento me toca quedarme en el "eterno verano" (mientras vosotros disfrutáis de un buen vino y un buen plato de jamón, que lo se yo...) Volveré a escribir en un futuro cercano, mientras tanto:
¡Un millón de besos desde el pasado! (y antes me ha salido un pareado)