miércoles, 25 de febrero de 2015

But oh! Those summer nights...


    Esta semana ha empezado muy bien. Un pesimista diría que ha empezado horriblemente mal, con horas extra en la oficina y con un amigo menos en la ciudad. Pero yo, que he decidido que este año a optimista no me gana nadie, voy a decir que no podría haber tenido un mejor comienzo. Y os preguntaréis por qué. Pues bien, la razón de las horas extras es obvia: trabajo. Que a estas alturas de la vida no hace falta que le recuerde a nadie que es una bendición. No hay nada mejor que levantarte por la mañana y tener algo que hacer, y desde luego no encuentro mejor sensación que la de sentirme independiente (al menos económicamente, porque emocionalmente sabéis que os necesito). Y en cuanto a un amigo menos... No es uno menos, por que los amigos no se pierden si uno no quiere (de hecho quién me iba a decir a mí que nos encontraríamos en Panamá después de años sin vernos), además la tristeza o la melancolía no tienen cabida en esta historia. La envidia si que se cuela un poquito aunque no quiera... Pero envidia de la buena, eso si. De esa que te anima a seguir, por que sabes que esto es temporal y que esos huevos fritos con chorizo casero están esperándote a la vuelta de la esquina.

    Joseba se ha ido, de vuelta a su casa y con un buen trabajo (mi sueño y el de la mayoría de los que estamos repartidos por el mundo), pero es verdad que ya le tocaba. A mí aún me falta curtirme un poco más que, como no me canso de repetir últimamente, si no es ahora, ¿Cuándo?

   Pues bien, como no podía ser de otro modo siendo de Bilbao, tenía que hacer una despedida a lo grande. ¿Sabéis lo que es una chiva? Pues aquí lo tenéis:


Esto señores, es una chiva. Y tengo que decir que ésta fue...¡Alegórica!


   ¿Os acordáis de los autobuses de los que os hablé, los diablos rojos? Pues una chiva consiste en alquilar uno al que le han quitado los asientos, y tiene dentro una mini barra de bar con una persona sirviendo copas, otro individuo poniendo música a todo trapo y bueno el conductor, por supuesto. La chiva te da vueltas por la ciudad durante aproximadamente tres horas y luego te deja donde quieras para salir de fiesta, en nuestro caso acabamos en el Casco Viejo. Ya se ve en la foto, pero por si os quedaba alguna duda...¡Me lo pasé pipa! Música "pachanguera" (como la chiva, aunque debería haberse llamado alegórica por petición del que tenía el papel protagónico, pero no pudo ser...) y muy buen ambiente. Toda una experiencia que deberíais probar sin duda. Me reí un montón y pude disfrutar de una compañía inmejorable. ¡Creo que Joseba debería volver sólo para poder hacer otra despedida! (No por que se le vaya a echar en falta)

   Además gracias a que llevaba un mes despidiéndose, tuvimos oportunidad de conocer el Hard Rock Hotel de Panamá, y las increíbles vistas desde el bar que tiene en la azotea, el Bits Roof Lounge, situado en el piso 62.


La verdad es que el sueño de Joseba siempre había sido ser "barman", no podía irse sin cumplirlo ¡Y por todo lo alto!
(por lo del piso 62, se entiende)


   Las cartas eran una pasada, pero nada comparado con las vistas que había desde la terraza, ¡Panamá entero a nuestros pies! Sin duda es un sitio al que recomiendo ir si alguna vez visitáis la ciudad, y no era tan caro como cabría esperar de un lugar así...

   Total, que volviendo al sábado de la despedida, como estábamos muy nerviosos por el evento (yo aún no sabía si podía asistir por que había dado tarde la confirmación y estaba en lista de espera...¡Que popular! ja ja) decidimos que era hora de descubrir piscinas nuevas por la ciudad, así que lo primero que hicimos fue ir a coger fuerzas a Crepes & Waffles. 


Crepe de espinacas, queso feta y champiñones. ¡Quiero volver ya!


   Esa fue mi elección, increíble, aunque igual por probar cosas nuevas me uno al club de Jorge y Eugenio en la próxima visita:


Tengo que dejar de poner estas fotos, que me entra un hambre voraz.


   Una vez satisfechos (me falta la foto del waffle de nutella que nos comimos de postre) nos fuimos a descansar un poquito al Waldorf Astoria (si, como la de Gossip girl), donde nos recibieron con toallas y hamacas bien mullidas (momento gafas rosas, ¡No os olvidéis!)


Foto hecha por Eugenio, que hace maravillas con el móvil.

   Fijaos si son geniales que aparte de una piscina de agua caliente (que no me hizo mucha gracia dada la hora, pero que dicen que por la noche e iluminada es una pasada) y de un sitio para bañarte y nadar en condiciones (adoro mi piscina, pero a veces se queda un poco pequeña) tienen un botón de pánico, por eso de si te mareas ante tanta comodidad...


Os lo prometo, los baños olían a balneario.

   Como al cabo de un rato teníamos un poco de calor, aprovechamos también para tomarnos una cervecita panameña bien fría, por consumir cosas locales, ya sabéis...


Esta foto claramente se hizo con el único fin de dar envidia

   Dado que imagino que ahora mismo estaréis odiándome un poco, también os traigo la dosis semanal de lo que me gusta llamar "Cosas curiosas de Panamá" o "1000 maneras de recordarme lo mucho que quiero a mi país".

   Empezaremos por una historia que no os había contado aún y que sucedió hace un par de semanas cuando intentábamos cocinar unas tartas (idea de Lucía, una amiga de Marta que estaba de visita). Empezó a sonar una sirena en el edificio, así que apagamos el horno pensando que sería cosa de nuestra cocina, ya que nunca antes lo habíamos utilizado. Pero la sirena siguió sonando, así que abrimos la puerta de casa y nos dimos cuenta de que lo que oíamos era la alarma de incendios y que la gente bajaba corriendo por las escaleras diciendo que había fuego. Por si no lo recordáis, vivo en un piso 14 (en realidad cuenta como un piso 18) así que agarramos los pasaportes y el bolso y salimos corriendo de casa. No es una experiencia agradable bajar corriendo 18 pisos sin saber dónde está el fuego, si está en la segunda planta y te lo vas a encontrar de frente, o si está en la azotea; ni saber realmente que está pasando. Total, que con las piernas hechas un flan conseguí llegar a la calle, menos mal que los bomberos no tardaron mucho en llegar. Lo que en realidad pasó fue que a la inquilina del piso 16 se le prendió una cortina, y para cuando llegaron los bomberos ya habían logrado los vecinos sofocarlo con un extintor. Pero es una experiencia que no recomiendo. Ahora cada vez que suena una alarma en algún lugar el corazón se me dispara... 

   Y aquí llega nuestra segunda aventura, ya que hace dos días nos quedamos sin luz en el barrio por que explotaron dos transformadores. Fue muy gracioso que nuestros compañeros de oficina nos escribiesen diciendo que habían visto llamas y escuchado una pequeña explosión, menos mal que lo arreglaron pronto, pero desde el incendio yo ya no me fío de nada...


Los bomberos llegando a nuestra casa, y la razón de que la gente se electrocute y los transformadores exploten,
¡Todo un lujo en infraestructuras!

   Pasando a cosas más graciosas, este país tiene sus ventajas, me río hasta cuando voy al supermercado. Por ejemplo, el sistema de búsqueda de ladrones en los comercios es mucho más efectivo que en España, la foto es del ultramarinos que hay bajo nuestra oficina. Y ayer descubrí que aquí los chicles no son de clorofila ni hierbabuena, si no de "yerbabuena", ¡Viva Trident y su apoyo a la cultura!


Al final la famosa tarta de carnaval no era de corcho, ¡Aunque casi prefiero no haber estado para probarla!

   Y de momento esto es todo. Una semana más en Panamá y con esta ya van siete desde que aterricé en este país. Y raro en mi...sigo echando de menos España tanto como al irme. ¿Soy feliz aquí? Mucho. ¿Estaría un mes comiendo arroz a cambio de una noche en mi casa? No hace falta ni que conteste a eso... 

   Pero como podéis ver este es un país que nunca aburre, no temáis que me quede sin material para el blog. Y si no preguntadle a Joseba, ya que en honor suyo me despido con su última visión de Panamá camino del aeropuerto:


Si, es un pobre pelícano un poco desafortunado...

     Por suerte su vuelo no fue tan accidentado y estará posiblemente disfrutando de un buen chuletón sin abrir a la mitad. ¡Le deseo todo lo mejor en su nueva aventura! (y que no suba muchas fotos de comida, que creo que es lo que peor llevo...)

   En este país me vuelvo más irónica por momentos, será cosa del calor que últimamente es inaguantable (frase para los espabilados que se había quitado ya las gafas...)

    En definitiva, que hoy tengo "morriña" y me encantaría poder estar con todos vosotros. Pero de momento me toca quedarme en el "eterno verano" (mientras vosotros disfrutáis de un buen vino y un buen plato de jamón, que lo se yo...) Volveré a escribir en un futuro cercano, mientras tanto: 


¡Un millón de besos desde el pasado! (y antes me ha salido un pareado)


martes, 17 de febrero de 2015

"Carnavaliando"


    Yo "carnavalieo", tu "carnavalieas", él "carnavaliea"... Así es, aquí en carnavales se va a "carnavaliar", y así lo hemos hecho nosotros (al menos lo intentamos). 

     El viernes partimos hacia Pedasí, en la provincia panameña de Los Santos, a pasar los carnavales. Aquí es muy complicado encontrar alojamiento en carnaval, todo está reservado casi desde un año antes, por lo que estábamos muy contentos de poder ir a una casa que había conseguido el socio de un amigo (lo típico, el amigo del amigo...) en uno de los lugares de Panamá donde el carnaval es más famoso. No pretendíamos "carnavaliar" demasiado, si no más bien aprovechar para ir a una playa a 30 km de Pedasí, playa Venao. Pero al final se convirtió en toda una aventura.


Playa Venao. Una playa genial para los que quieran surfear, y con un ambiente increíble.

   Salimos el viernes a medio día, parando a comer en los famosos "Quesos Chela", de los que tanto había oído hablar, donde hacen unas empanadas riquísimas de carne, de pollo o de queso (la de queso ganó sin duda, aun que la de carne no se quedó muy atrás) y muy baratas. También cogimos unas "chichas" para beber, que es como una especie de jugo (zumo). La mía era de naranja-miel, bastante buena.


Aquí una foto de la empanada de queso y la chicha de naranja-miel


    Durante el viaje tuve mi primera experiencia "manejando" (conduciendo) en este país. Una vez que le coges el truco no es tan difícil, aunque tienes que ir con mil ojos, ya que en la carretera interamericana, de dos carriles, los coches adelantan tanto por la izquierda como por la derecha, y hay coches cruzando perpendicularmente cuando menos te lo esperas. 

    Y por fin llegamos a la casa de Pedasí. Era una casita de una planta, con porche delantero y trasero, bastante destartalada y con 4 habitaciones: una habitación de dos camas grandes, otra de tres pequeñas, otra con una litera (estas tres compartían baño) y una grande con cama de matrimonio. ¿Adivináis cuánta gente éramos en la casa? 18 personas, incluyendo  a Luis (el socio de nuestro amigo Adrián), sus padres, sus primos y demás familia y amigos. Una locura. Hay que reconocer que estaba todo muy bien organizado en cuanto a comida y suministro, y no nos tuvimos que preocupar de nada en ese aspecto. Y yo tuve la suerte de dormir todos los días en una cama para mí sola, un punto a favor, ya que si habéis hecho las cuentas no había camas para todos.

   Antes de nada os hago un pequeño resumen de cómo funciona el carnaval en Pedasí. Hay una calle principal que cruza el pueblo y lo divide en dos barrios: Calle Arriba y Calle Abajo. Cada barrio tiene su reina del carnaval, y durante las fiestas se dedican a competir a ver quien tiene la mejor puesta en escena. Por el día se va a los "culecos", o a "culequear", que consiste en beber toda la mañana y escuchar reggaeton mientras te tiran agua por encima con cubos y mangueras (por suerte esta parte me la salté). Luego por la noche las reinas salen en sus "carros alegóricos", repito, "carros alegóricos" (carrozas) y dan vueltas a la plaza del pueblo. Parece ser que los de Calle Arriba le gritan cosas a la reina de Calle Abajo del estilo de: "¡Gorda!, ¡Fea!", y viceversa. Todo un espectáculo. Pero lo mejor es el sistema de recuento de votos para ver qué barrio gana (explicado por un panameño): "pues si  estás en la plaza y ves que uno dice calle abajo y los de al lado calle arriba, calle arriba, calle arriba, entonces sabes que es calle arriba". Aún no he pillado muy bien el funcionamiento...

   Nosotros tuvimos la suerte de compartir casa con la reina de Calle Arriba de 2014, que la primera noche desfiló en su "carro alegórico" para coronar a la nueva reina, y supimos de primera mano que durante su año de reinado y el siguiente, la reina no puede "tomar" (beber), ni bailar, ni tener un comportamiento indecoroso. De hecho no puede ni tener novio por que la gente tiene los ojos fijos en la reina, investigarían al pobre chico y (explicado de nuevo por un panameño): "imagínate si es gay o bisexual o algo". (Sigo sin entender el razonamiento)

   ¿Que hicimos nosotros la mayor parte del tiempo? Fuimos a Venao, que es una playa increíble si lo que buscas es hacer un poco de surf, tener buen ambiente, y dar paseos largos por la orilla del mar.

   Allí desayunábamos y luego nos íbamos a dar un paseo, bañarnos, etc. (Ajústense las gafas rosas señores, que empieza la diversión)


Restaurante del hotel El Sito, una pasada.


   Desayuno del sábado, Healthy Morning + café con leche y hielo: pan calentito con mantequilla y mermelada, tortilla de vegetales y fruta con yogurt y granola. 


Desde hoy, he decidido que podría desayunar esto todos los días de mi vida. Sería feliz

   El segundo día repetí, así que vamos a por el desayuno del lunes, Banana Split Crepes: crepes rellenos de nutella y plátano, con helado de vainilla. Juzgad vosotros mismos:


Creo que también podría acostumbrarme a desayunar esto...

   Y la comida del viernes no se quedó corta: ceviche de dorado (buenísimo, mi primer ceviche en panamá), fettuccine con camarones y atún con arroz frito ¡Quiero volver ya!


Atún con arroz frito. Me entra hambre sólo con ver la foto

    Aparte de buena comida y buen ambiente, disfruté como una niña saltando con Ainara y Juan en las olas, e incluso me atreví a meterme con la tabla de Juan en el agua un rato, pero de momento sigo siendo igual de patosa que hace unos años y no fui capaz de coger ni una triste ola, tendré que practicar más...

    También fui con Joseba a pescar, y a pesar de que tuvimos que desistir por la cantidad de viento que soplaba (en alguna ocasión me vi volando hacia Costa Rica) me recordó lo bien que me lo pasaba de pequeña con este deporte y me ha entrado el gusanillo de retomarlo. 


¡Al menos me acordaba de cómo lanzar la rapala!

A pesar del viento el paisaje era espectacular

   Venao es una playa que me ha encantado y a la que volveré seguro, de hecho al ver a la gente trabajando allí y surfeando en sus ratos libres, me entró el gusanillo (aun que sé que será difícil que ocurra) de pasarme unos meses viviendo en lugar así. ¡Quién sabe!


Hacia mucho tiempo que no daba paseos tan largos por la playa

Vistas desde la mesa de El Sitio donde desayunábamos. Así sienta mejor la comida...

    Volviendo ahora a Pedasí y sus carnavales, el viernes sólo vimos un poco del desfile de la ex-reina en su "carro alegórico" (no me canso de decirlo), pero el sábado ya salimos un poco a "carnavaliar" y acabamos bailando en un PH (aquí se le llama PH a todo, a los edificios, a las discotecas de carnaval, al piso más alto de los PH también se le llama PH... un lío, ¡Y yo que pensaba que era una marca de ropa pero mal escrita!). Ese día también probé uno de los platos típicos de panamá, el pollo con arroz y guandú (una especie de legumbres).


Cocinado por la familia de Luis, ¡Estaba muy rico!

   El domingo era el cumple de Adri, así que Joseba, él y Ricardo (un chico mejicano) decidieron celebrar sus cumpleaños juntos haciendo una barbacoa. Volvimos antes de la playa y le tocó cocinar a Joseba, que había comprado unos chuletones riquísimos y la madre de Luis decidió abrirlos por la mitad (imagino que pensaría que eran muy gordos) y aliñarlos bien con chimichurri. Pero como Joseba llevaba aquí ya mucho tiempo y ha desarrollado la bendita paciencia que hace falta para vivir en Panamá en algunas en ocasiones, no corrió la sangre. Sólo la salsa barbacoa en cantidades industriales.


Pollo con chimichurri, chorizos con salsa barbacoa...aquí lo de carne a la brasa con sal no lo llevan bien...

Yo aprendí a pelar yuka, que cocida sabe parecido a la patata pero más consistente.

    Pero en este viaje también hubo historias curiosas, como la de la tarta de cumpleaños, que apareció encima de la mesa del salón pero nadie la tocó, ni se soplaron velas, ni se comió... Joseba preguntó al día siguiente si se podía comer un trozo y creo que no entraba dentro del razonamiento de los de aquí, porque se hizo el silencio y a día de hoy creo que la tarta sigue intacta en su sitio.


La verdad que la tarta tenía muy buena pinta. Aún nos preguntamos, ¿Será de corcho?


     Otra historia curiosa es la del medio perro o el "hechizo de invisibilidad mal realizado"


Es genial, tardé un buen rato en darme cuenta de cómo podía vivir siendo sólo medio perro. Le echaré la culpa al sol...


     Y hablado de fauna salvaje, en la casa de al lado apareció un loro que descubrimos después de estar escuchando misteriosos silbidos durante la barbacoa. A mí me costó encontrarlo, ¿Lo veis?


Os doy una pista, está en el árbol



También tuve tiempo de hacer el tonto como podréis ver


Tengo un vicio a las piñas que no es normal...

     El colofón de la inmersión panameña de estos carnavales fue escuchar en la radio hablar de la película 8 apellidos vascos, en la que Dani Rovira tiene el "papel protagónico" (¿Enserio?), y Amaia usa técnicas de seducción (El primero que las entienda que me las explique). Me gustaría ver esas técnicas aplicadas aquí en Panamá, creo que todos seríamos un poco más felices. Jajaja.

     Creo que después de esto voy a retomar durante un tiempo a las costumbres españolas... A pesar de todo, hoy tengo que decir que estoy feliz aquí (aunque tener billete de vuelta en Diciembre y saber que sólo será un año creo que ayuda bastante)


Igual esto es lo que me da esa felicidad, adoro las noches de verano.

Con esto y un bizcocho (por que tarta está visto que no)... ¡Hasta pronto!




domingo, 8 de febrero de 2015

Lecciones de historia y otras "vainas"

     

    La carta de hoy tiene un poco de todo y de nada, del día a día y del ocio, de cosas que se me van quedando en la retina y otras que las escribo para que no caigan en el olvido. En pocas palabras: este fin de semana no tuve ninguna excursión molona a la playa, así que aprovecho para hablar de esos retazos de vida que se me van quedando por el camino.

     El primer fin de semana en Panamá (¿O fue el segundo?) subimos a ver el "Serro" Ancón, el punto más alto de Ciudad de Panamá (199 m, si saltas llegas a los 200) desde donde puede divisarse toda la ciudad de Panamá, así como las obras de la ampliación del Canal a lo lejos. Lo curioso de este sitio era que el agua para abastecer la ciudad cuando se trasladó al Casco Viejo (más adelante os contaré por qué) provenía de este cerro, de un manantial llamado El Chorrillo, que da nombre al barrio "chungo" de la ciudad donde, por más que te insistan, no se te ocurra poner un pie. Pues bien, cuándo le cedieron la explotación del canal a los americanos, este cerro pasó a formar parte de su jurisdicción, por lo que cuándo los panameños lograron recuperarlo de nuevo se pusieron muy contentos y  colocaron una bandera en su punto mas alto ¡Que tiene el tamaño de un campo de béisbol! Y claro está, lo nombraron Patrimonio Histórico Nacional de Panamá.


Creo que si un campo de béisbol es de ese tamaño, podría dedicarme a ello.

      Puede parecer sencillo subir 199 metros andando, pero créeme que bajo el sol panameño nada es tan sencillo como lo pintan...Eso sí, en el camino puedes disfrutar de unas vistas maravillosas (y de una buena excusa para hacer una parada sin parecer una floja)


Aquí se puede ver el contraste entre la parte nueva a la izquierda y el Casco Viejo y el Chorrillo si miras hacia la derecha

No llevaron nada bien darles el cerro a los americanos, de hecho hay un famoso poema lamentando la situación.

      También pude ver el canal a lo lejos. Lo sé, es un pecado no haber ido ya, pero cómo sé que me va a tocar ir a verlo cada vez que venga alguien a visitarme, os espero y así no tengo que hacerme la sorprendida.


Al otro lado del agua puede verse la ampliación del canal, y al fondo la exclusa de Miraflores, la más cercana al Pacífico.

      También me encontre cosas curiosas en esta mini excursión, como viene siendo habitual en este país. Por ejemplo no compramos agua en un bar ni un chiringuito, si no en una refresquería, y aquí lo de darle al claxon tampoco se lleva, son más de tocar la bocina. Tengo que reconocer que lo que más me gustó fue una araña que bien podría hacerle la competencia a cualquier cristal de Swarovski (si yo siempre he sido de gustos pequeños)


Las plantas no tienen nada de especial, pero eran bonitas.

       Pero, ¿Qué fue lo mejor de ese día? sin duda alguna los jugos que nos tomamos en Costa del Este al bajar del "serro" y que me supieron a gloria. De hecho después de esta lección de historia sin duda alguna me tomaría uno bien fresquito...


Coco, maracuyá, fresa y piña. No sabría con cuál quedarme.

      Pasemos a la excursión número dos, la de este viernes después del trabajo: Panamá Viejo. Resulta que cuándo vinieron los españoles y crearon la primera ciudad de Panamá, no escogieron el mejor sitio, pero es normal, yo también hubiese construido mi casa en primera línea de una kilométrica playa sin pensar que podría llegar un pirata de pata de palo (con parche en el ojo y cara de malo, sí) que lo único bueno que hizo fue ponerle nombre a un ron. Efectivamente, el famoso capitán Henry Morgan, atacó la ciudad y no se sabe muy bien si fue él o los panameños, pensando "o es nuestro o de nadie más", pero la ciudad acabó reducida a cenizas. Después de eso, lección aprendida, los supervivientes crearon una nueva ciudad en lo que se conoce como Casco Viejo, con mucha mejor posición defensiva y murallas rodeándola entera.


Becarias + Lucía en las ruinas de lo que parece una iglesia.

     Aprovecho aquí para decir que ya por fin estamos todos los becarios trabajando en la oficina, Bea (riojana) llegó el jueves para completar el "panateam 2015"


Ya os lo dije, no hay mucha información de las ruinas, pero la frasecilla épica que no falte.

Aquí las del piso con modelo "casual friday" (ropa de trabajo + playeras) con nuestra tercera inquilina por una semana
¡Lucía vuelve pronto!

     Pero bueno, basta ya de lecciones de historia por hoy, y vayamos a lo bueno. Voy a aprovechar para contaros algo más sobre mi día a día en Panamá, para que no penséis que siempre estoy en la playa. Por ejemplo, estas son las horribles vistas que tengo desde la oficina:


El famoso "edifico tornillo" de Panamá, no me canso de verlo.

     Pero si os parece cruel que  tenga que ver esto a diario desde el trabajo, imaginaros el suplicio que es llegar a casa y encontrarme con esto:


Vistas desde mi salón.

      ¡Ah!, ¿Qué está la cortina por el medio y no se ve bien? esperad que me acerco un poco más...


¿Ahora mejor?

     Esto es gracias a que no vivo simplemente en un piso 14, si no que en realidad equivale a un piso 18 español, por que aquí los garajes de los edificios  están en la superficie:


Loa primeros pisos que se ven en la parte más baja de los edificios, son los mencionados garajes.

     Es decir, por ejemplo en mi casa antes de las viviendas vienen el P1, el P2, el P3, el P4 y luego ya si, viene el primero, que por si no lo sabíais es donde está el área social, donde paso algún día de estos que el calor agobia y no se que hacer con mi vida...


Tenía que hacerlo, no podíais iros tranquilos, tengo que mantener vuestros niveles de odio constantes.

     Otra cosa que no puedo dejar de mencionar es la fiesta inauguración de piso que hicimos ayer por la noche en casa, (nos lo pasamos pipa aun que no hay reportaje fotográfico) pero casi mejor que la fiesta fue la previa, y es que no sólo es doloroso ver Titanic en latino mientras cenas, si no que casi me atraganto del ataque de risa que me dio al escuchar al capitán (después de más de dos horas intentando adivinar si estaba escuchando a Leonardo DiCaprio o al protagonista de "Frijolito") gritar: ¡Hemos chocado con un "aisberg"¡ (iceberg pronunciado en perfecto americano) ¿ENSERIO? En fin, anécdotas del día a día que no dejan de sorprenderte.

    Espero que hayáis disfrutado, no todo va a ser sol y playa, y más teniendo en cuenta que el próximo fin de semana es carnaval y... me voy cuatro días al Pacífico a hacer surf y "rumbear" (que es como se le llama aquí a salir de fiesta). Así que estoy segura de que esperaréis ansiosos mis próximas aventuras (me estoy volviendo muy mala).


¡Besos a los bombones milkybar de parte del 95% Valor!


martes, 3 de febrero de 2015

Por San Blas...La estrella verás

   Y es aquí cambian hasta los refranes, y el 3 de Febrero no se espera ansioso a la cigüeña, si no que como mucho rezas para que el técnico del aire acondicionado no se olvide de pasar por tu casa...

   La "carta" de hoy trata sobre otro de mis viajes domingueros, al archipiélago de San Blas, uno de los sitios más bonitos que he visto (a pesar de que no hizo un sol impresionante, pero casi mejor por que llegué a casa sin la insolación del fin de semana anterior). 

Isla Diablo. El fondo de esta playa estaba plagado de estrellas de mar.

   A las 6 de la mañana vino Pepe a la puerta de casa para llevarme, junto con el resto de la expedición, a la comarca indígena Guna Yala, antiguamente conocida como San Blas. Está situada en el caribe, dirección Colombia desde Ciudad de Panamá,  y para llegar a la costa tienes que atravesar un terreno bastante accidentado (cada "loma" que atravesamos con el coche era más empinada que la anterior, me rio yo del Dragón Khan), por lo que es imprescindible ir con un 4x4 en buenas condiciones. Pepe y su primo Luis son dos Kunas (indígenas de esa comarca) majísimos, que se portaron muy bien con nosotros y nos enseñaron muchas cosas sobre su cultura y las islas que componen su comarca. Luis, junto a su ayudante Merlín (que por cierto, era encantador) fue el encargado de llevarnos en su barco a las islas que le pedimos: la piscina natural, Isla Pelícano e Isla Diablo.

Si, la bandera de la comarca es curiosa, y el tiempo al empezar el día no prometía nada bueno...

   El viaje de ida fue un poco accidentado, ya que había muchas olas por el mal tiempo, pero Luis "manejaba" como un profesional y no tuvimos ningún problema. Es curioso ver cómo las islas más próximas a la orilla están plagadas de casas. Cuando las miras parece que están flotando sobre el agua.

Lo que se ve es una isla, y las casas llegan incluso más allá de sus orillas

   Pero el tiempo mejoró, y tras una hora de viaje en barco llegamos por fin a la piscina natural, que no es si no una zona de arena blanca y poca profundidad en medio del mar en la que se pueden ver peces preciosos y estrellas de mar. Luis nos dejó unas gafas de bucear y prometo que no había visto peces tan bonitos nunca. El que más me sorprendió fue un pez negro chiquitito que tenia el cuerpo cubierto de puntos azul fosforescente. También vi un pez "Dori" (como el de "Buscando a Nemo") y un pez redondo negro que cuando se escondió bajo una roca su contorno empezó a brillar con un color azul espectacular. En general todos los peces eran muy coloridos, nada que hubiese visto antes, y tengo que decir que también vi una langosta y una morena, soy toda una temeraria...

Las estrellas de mar eran enormes y cada una tenía un color diferente entre amarillos y rojos.

   Después fuimos a isla Pelícano, una isla que cuando la ves parece la típica de los dibujos animados en la que el naufrago aparece sentado lanzando una botella al mar y lo único que se ve detrás son un par de palmeras

Esta es Isla Pelicano al completo. El color del agua era asombroso
   
   Allí se me ocurrió a brillante idea de dejar el móvil en el suelo donde no llegaba el agua y, ley de murphy, la única ola que debía de haber en todo el Caribe le pasó por encima. Pero es un "campion" así que ha sobrevivido sin demasiados daños (no me mandéis muchos videos por que no se escuchan...). A pesar de todo conseguí hacerme algunas de esas fotos que miraré dentro de unos años y yo misma me moriré de la envidia de mi yo del pasado...

Última vista de mi móvil antes de sentirse como Leonardo DiCaprio en el minuto 180 de Titanic

Aquí intentaba probar si me oirían desde casa si mi móvil no sobrevivía. Se ve que las caracolas sólo sirven para escuchar...


Puedo prometeros que la sonrisa es verdadera, estaba feliz (y sí, morena).


   Después fuimos a comer a Isla Diablo un poco de pargo frito y arroz con coco y a dormir un poco la siesta después de un digestivo "ronsito" caribeño. Para que mis padres no se preocupen les hice una foto dedicada expresamente a ellos: ¡Mirad si como bien que soy capaz de tumbar palmeras!

Si, parece ser que no se me quita la tontería con la edad...

   Tengo que decir que la compañía del día fué inmejorable, aparte de los simpáticos Luis y Pepe (y del encantador Merlín por supuesto) nada hubiese sido igual sin Marta, Lucía (una amiga de Marta que estaba de visita) y nuestro compañero destinado en Guatemala, Javi, que vino acompañado de sus primos.

Foto de familia, falta Almudena que estaba de fotógrafa

   Espero que os pique el gusanillo por conocer a Luis y vengáis a verme pronto, ya que supongo que con estas fotos aún no os he convencido del todo...

  Disfrutad de las nevadas y pensad que en algún lugar entre dos mares un conguito piensa en vosotros:
¡Hasta la próxima!